8 dic 2011

El Salvador y sus mil caras

Catedral de San Salvador



Hoy damos comienzo a los relatos de nuestros  viajes por Centroamérica, viajes que hemos realizado en nuestras vacaciones de los últimos dos años. No llevaremos un orden cronológico, nos limitaremos a disfrutar de nuestros recuerdos y nuestras experiencias en lo que es, sin duda, uno de los viajes más intensos y emocionantes que hemos realizado.

El Salvador, probablemente un país convulso por la violencia y el narcotráfico, un país que se ahoga en un pasado vergonzoso y que muy pocos se atreven a hablar de las matanzas de los religiosos, desde el monseñor Romero, conocido por ser "la voz de los sin voz" hasta los jesuitas españoles que fueron asesinados vilmente mientras dormían.

La capital, San Salvador, es una ciudad de dos velocidades, la pobre y miserable entorno a la catedral, nada recomendable si no es con una buena compañía, un cielo de cables y edificios arruinados escoden las miserias de miradas indiscrectas, y los barrios altos de los pudientes y poderosos empleados del gobierno y empresas multinacionales, aquellos que por su estatus social los domingos almuerzan en Pizza Hut.

Salvo en la capital, que hemos dormido en un cómodo hotel llamado Villa Florencia, las opciones se reducen a pequeños hotelillos. Pero no podemos olvidarnos de las "pupusas", tortillas de maiz rellenas de carne, que los salvadoreños devoran a cualquier hora. El transporte es pésimo, se llegó a conocer a los buses como "ataúdes con ruedas"  debido a la cantidad tan exagerada de muertes por accidentes  de tráfico.

Hoy por hoy, El Salvador vive de las divisas que más de tres millones de salvadoreños que residen en el extranjero, sobre todo en USA, de la exportación del café, azúcar y algodón y de un incipiente tráfico de drogas. Las pandillas juveniles, "las maras", son violentas y aunque el gobierno intenta controlarlas, es cierto que para nada es reconmendable que te encuentres en tu camino con alguno de sus miembros.

Cuando tomes tu primer taxi en San Salvador no dejes de preguntar por Nelson, el podrá enseñarte las otras caras ocultas del país de los mil volcanes