21 abr 2011

Machu Picchu



Este año se conmemora el centenario del descubrimiento de la ciudad inca del Machu Picchu, que allá por la primavera de 1911 el historiador norteamericano Hiram Bingham y con ayuda de algunos indígenas dio a conocer al mundo una de la maravillas de la humanidad. En sucesivas expediciones arqueológicas han salido a la luz múltiples construciones, así como objectos y utensilios que siempre han servido como garantía de estudio y, al mismo tiempo, han supuesto un expolio encubierto que a lo largo de cien años han llenado salas de museos de todo el mundo.
Hoy en día el excesivo número de visitantes pone en riesgo su conservación, segun la Unesco, y como no se tomen medidas inmediatas para lo que hoy es un negocio pueda llegar ha ser olvido.Nosotros hemos estado en el año 2007 y pudimos comprobar como muchos de los turistas que por allí se paseaban cogían piedras o subían a los muros.
Aquella mañana habíamos madrugado para ver lo que prometía ser el alba, pero la dicha se había esfumado cuando ante nuestros ojos tan solo un manto de niebla cubría las montañas. Hacía frío, el silencio parecía envoverlo todo y la niebla, como si de un telón del teatro se tratase, se iba abriendo, y ante tan fastuoso escenario, nuestos ojos no podían más que admirar tan bello espectáculo. Me gusta caminar, sentarme y contemplar aquellos rincones que nunca servirán como reclamo publicitario, aquella puerta o aquella ventana que quizá nunca más se vuelva abrir. Las vistas de los paisajes son impresionantes, estamos rodeados por montañas tan altas y tan verdes que al cielo le confiere un color esmeralda.
Ya en el tren y de regreso a Cuzco mi boca se seca y mis ojos se cierran, y lamento que lo único que el turismo deja en el Machu Picchu es basura.   

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