29 may 2011

Chacaltaya

La ascensión a la montaña sería un reto si no fuese porque unos buenos amigos nos llevasen en su camioneta hasta el centro de esquí. Nos habían contado que aquí, hace ya algún tiempo, se construyeron unas pistas de esquí para uso y disfrute de las clases más pudientes de Bolivia, en su afán de practicar un deporte muy alejado de los hábitos y costumbres de un pueblo mayoritariamente indígena y con escasos recursos, nada aficionada a los deportes de nieve y si, en cambio, en poder dar de comer a sus hijos. Hoy por hoy nada queda ya, la nieve derretida sólo deja ver piedras y el cambio climático ha permitido que todos que lo deseen puedan visitar el Chacaltaya.
Aquella mañana nos habíamos levantado muy temprano,desayunamos nuestro mate de coca habitual y compramos algunas botellas de agua. Miles de coches intentaban avanzar en un caos musical de gritos y de bocinas por unas calles estrechas y sucias, los semáforos no funcionaban y nuestros amigos llegarían tarde. Esta sería nuestro primer día en la ciudad de La Paz, con sus 3650 metros de altitud, y que respirábamos gracias a las hojas de coca que habíamos comprado en Copacabana, un pueblo en la frontera con Perú y a orillas del laco Titicaca.
Una vez ya en la camioneta salimos dirección a la ciudad de El Alto, de aquí nos desviariamos por carreteras secundarias y atravesando pequeñas aldeas empezamos nuetra ascensión por un camino de curvas y a nuestro alrededor solo se ven piedras y polvo. Tenemos frio y muchas dificultades para respirar, nuestro corazón se acelera pero en cambio sentimos una gran emoción por llegar a la cima. Nos bajamos y empezamos a andar, tan sólo unos cientos de metros nos separan del punto más alto que hemos estado en nuestra vida, no somos escaladores pero sí sabemos disfrutar de las montañas 

5 comentarios:

  1. Pues ya ves Uxio: yo vivia en los Andes peruanos en la ciudad de La Oroya, que debe quedar muy cerca de esa altura: nunca me afecto en lo mas minimo. A Myrta si, pese a que ella es de los Alpes suizos.

    SOUSA-POZA.

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  2. De hecho, creia que eso del soroche era psicosomatico, hasta que un dia compramos un perro dalmata muy joven en Lima y se enfermo precisamente al pasar por el Ticlio camino a La Oroya. El Ticlio queda algo por encima de los 4000 metros si mal no recuerdo.

    Se decia que la mortalidad de los bebes esapanyoles nacidos en la altura era alta. No se si sera cierto pero mi hijo mayor, Andres, que nacio en La Oroya, casi la panda. Claro que tambien pudo haberse debido a otros motivos, pero los medicos nunca pudieron dar razon.

    SOUSA-POZA.

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  3. Viajé por los Andes en los noventa y debo comentar que agradezco al pueblo indígena sus consejos de no escatimar en mascar hojas de coca pues en ningún momento sufrí el soroche... ánimo a los que no se atrevan a visitar Bolivia.
    Galega

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  4. Muy interesante la publicación, algún día yo también podré visitar esos lugares :)
    Por cierto, soy la voluntaria de Intermón Oxfam, os mandé un correo pero no se si lo habeis leído.
    Saludos ;)

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